¿Qué pasa, te has vuelto loco?
Casi todos los días nos lanzan esta pregunta casualmente. Nueve de cada diez veces, ni el hablante ni el receptor se toman en serio el significado de la declaración. John McEnroe, por otro lado, fue perfectamente solemne cuando llamó a Bjorn Borg hace seis años. El estadounidense, que había pasado toda su vida con un temperamento enloquecedor, continuó la llamada telefónica con firme determinación y determinación. Al final, Bjorn Borg se quedó con el silencio de una conversación terminada y sus cinco trofeos de Wimbledon en su casa. Borg, que había planeado subastarlos, vio la razón solo después de que la realeza del tenis, incluidos jugadores como Andre Agassi y Jimmy Connors, le rogaran que no los vendiera.
¿Por qué dos generaciones de los mejores jugadores de tenis que jamás haya visto surgirían para proteger los cubiertos de un atleta? La respuesta está en tratar de comprender qué causa la sensación de ser protector con alguien. Bjorn Borg era una estrella de rock. Para Andre Agassi era lo que Black Sabbath era para Iron Maiden. Él era el único hombre al que todos adoraban y al que era imposible odiar. Apariencia, juego, físico: Borg los lucía como un maniquí en una tienda Gucci. Más que cualquier otra cosa, fue una gran influencia en cómo cambiaría el juego. El tenis le debía ambos, lo que le dio al deporte un millón adicional de fanáticos, así como un impacto en el estilo que se mantendría hasta la fecha.
Borg fue introducido al tenis por su padre. Estaba fascinado por el juego después de que su padre ganara una raqueta de tenis dorada en un torneo de tenis de mesa. Entró en el circuito profesional cuando solo tenía catorce años y se ganó un puesto en el equipo sueco de la Copa David en los dos años siguientes. El estilo de juego de Borg era en muchos sentidos extremadamente poco ortodoxo para su época. Su figura era voluminosa y tenía un núcleo inmensamente poderoso. Esto no solo le dio una destreza atlética extrema en la cancha, sino que también le permitió golpear la pelota con una cantidad extrema de efecto superior. Junto con Jimmy Connors, jugó un papel decisivo en el desarrollo del estilo de juego defensivo de base, que luego fue perfeccionado por jugadores como Andre Agassi y, más recientemente, Rafael Nadal y Novak Djokovic. Los rumores sobre la baja frecuencia cardíaca de Borg, que según se decía llegó a los 40 en la cima del juego, nunca han sido validados, pero el apodo al que esos rumores dieron lugar, 'Iceberg', estuvo a la altura de su juego. Un verdadero caballero rodeado de chicos malos, Borg era imperturbable tanto en lo mejor como en lo peor. En muchos sentidos, combinó la severidad mental de Federer con la brutalidad física de Nadal. Su revés a dos manos era un contraste perfecto para los revés a una mano de su época.